viernes, 29 de febrero de 2008

Reggae Recipe: Giuliano Palma & The Bluebeaters - Boogaloo


Ingredientes: Lo mejor de la alacena de tus vecinos, ska elegante, spaghetti y un poco de reggae.


Que una buena versión tiene muchas papeletas para convertirse en un rompepistas -sobre todo si está bien hecha- es algo que prácticamente todos sabemos. Pues bien, Palma y sus Bluebeaters han encontrado el secreto de esta receta y desde 1999 fabrican covers y covers de una calidad impresionante sin apenas despeinarse.

Su último album, "Boogaloo", vio la luz a finales del año pasado, y desde el primer día se ha convertido en un imprescindible de cualquier colección que se precie e indiscutiblemente ha de estar en toda allnighter en la que la conga reine por doquier. Este nuevo trabajo se aleja del toque rocanrolero del anterior, "Long Playing", para arropar ritmos más calmados y cercanos al pop de toda la vida, lo que lo convierte en un disco muy recomendable para neófitos por lo sencillo de su escucha, pero sin perder esa frescura y esa genialidad a la hora de escoger los temas que serán versionados, desde el northern soul más bailongo hasta el reggae más clásico pasando por hits de los 40 principales. Y es que The Bluebeaters son una banda de covers, esto es, todos los temas del disco son versiones adaptadas a eso que se etiqueta normalmente como "ritmos jamaicanos". El secreto de su éxito radica más que probablemente en el hecho de que al adaptar los temas respetan y conservan la instrumentacion y los arreglos originales, con lo que el sonido general del tema permanece fiel al original, es reconocible desde los primeros compases.

En definitiva, con "Boogaloo" Giuliano Palma & The Bluebeaters dan una vuelta de tuerca más a la fórmula que les ha llevado al éxito - y en Italia incluso a la MTV-, fórmula que funciona increiblemente bien pero que por el contrario es posible que acabe con la banda el día que no haya forma de explotar más el filón de las versiones.

martes, 26 de febrero de 2008

Ken Boothe, voz de plata


Como muchos de los mejores artistas de Jamaica, incluyendo Toots & The Maytals, Bob Marley & The Wailers, Delroy Wilson y docenas mas, Ken Boothe se hizo un nombre en Studio One. Los temas que grabó para C.S. “Coxsone” Dodd sentaron la base de un estilo y una carrera. Están entre los temas que esperas escuchar cuando lo ves en concierto.
Ken Boothe nació en Kingston un 22 de marzo de 1946 y creció escuchando gospel. “¿Has oído hablar de Stranger Cole?” cuenta Ken. “Solíamos cantar ‘World’s Fair’ y temas así. Fue Cole el que me metió de lleno en el negocio. Cuando Stranger y yo comenzamos a cantar sonábamos tan novatos que la gente pensaba que éramos el peor dúo de la ciudad. Sin embargo, Sir Coxsone oyó hablar de nosotros y nos llamó, así que hicimos ‘World’s Fair’ para él. Hice aquella grabación sin saber que Coxsone me estaba escuchando. Me llamó un día y me dijo: ‘nunca he oído a nadie como tu’. Me propuso cantar como solista, pero por aquellos días había gente como Owen Gray, Jackie Opel, Jackie Edwards, aquellos tíos eran tan buenos que cuando me dijo eso, le contesté ‘¿cómo puedo cantar con toda esa gente, con lo malo que soy?’ y me contestó ‘No. Esos chicos te suavizarán, te modelarán, porque eres joven’. Así que me mandó al estudio.”
“Estábamos seguros de tener un número uno con nosotros”, dice Dodd. “Siempre estaba ahí. Muchos de los discos que no se vendieron todo lo bien que deberían, eran auténticos hits en mi Sound System”. “Por aquellos días”, explica Ken Boothe, “tenias a los Wailers, los Claredonians, Delroy Wilson, Bob Andy y Marcia Griffiths... fue un privilegio para mí que Coxsone me mandara a Studio One y poder conocer a toda esa gente y hacer cosas juntos”.
La habilidad de Coxsone para ofrecer el tema adecuado al cantante preciso era legendaria. “Solía traer un montón de discos cuando venia de Nueva York y los repartía a los cantantes” cuenta Marcia Griffiths. “Le dio a Marley y a sus chicos discos de aquellos Impressions” dice Bob Andy, “mi primer disco de Bob Dylan me lo dio Coxsone”. Bob Andy escribió “I don’t want to see you cry” que Ken Boothe grabó en Studio One.
“Trabajar con tenacidad e imaginación suele desembocar en una buena idea de la que sacar una mejor canción” dice Dodd. “A veces lo que se necesitaba era un empujón. Ken no era muy buen letrista al principio, así que lo que hacíamos era obtener material por otros cauces”. Boothe cantó temas de Otis Redding, Wilson Pickett y Paul Simon, así como de Stranger Cole, BB Seaton y Roy Shirley, mientras mejoraba poco a poco como letrista.

“Lo que Coxsone hizo por nosotros fue darnos las premisas de Studio One, darnos libertad en el estudio. Hacíamos un montón de temas y luego nos sentábamos a elegir qué temas editar” contaba Jackie Mitto, al que Ken da mucho crédito. “Siempre pensé que era un gran vocalista” opina Coxsone de Boothe. “Y durante los años siguientes trabajé duro para él, porque estaba en Studio One por un número concreto de años y tomaba un tiempo convertirlo en una estrella, así que durante una temporada estuvo muy ansioso, preguntando por qué no triunfaba cuando todos a su alrededor lo hacían. Tuvimos una charla muy larga antes de empezar a hacer nada con él, vino al estudio y dijo ‘bueno señor Dodd, mire a todos esos tíos que no cantan como yo, triunfando, por qué?’ así que le dije, ‘tiene que haber algo en esas canciones que gusta a la gente. Creo que deberías averiguar qué es lo que tienen todos esos temas y escribir las tuyas en la misma dirección’. Y fue un buen consejo, porque después del éxito de “Puppet on a string” empezó a demandarse material anterior y a venderse bien. Ken escribió y grabó temas como “My Heart is gone”, “Time of decisión” o “Be yourself”. También escribió “Just another girl” que más tarde seria versionada por UB40.
Después de dejar a Coxsone, Ken Boothe siguió cosechando éxitos. Para Leslie Kong grabó el álbum “Freedom Street”, que incluía el clásico “Now I Know” escrito por BB Seaton, con quien formó la banda “Conscious Minds”.
“Conscious Minds era nuestra banda” dice Ken con orgullo. Solía tocar el teclado y cantar. El grupo editó singles para Soul Beat en Jamaica, y Big y Punch en Inglaterra. Boothe tuvo éxito en solitario con Sonia Pottinger (“Say you”, “Lady with the starlight”) y Keith Hudson (“Old fashioned way”). En Inglaterra se editaron bajo los sellos Groundation, Cactus, Torpedo y Bamboo. En Jamaica, hubo reediciones en siete pulgadas en Beverley’s, High Note, Federal, Hot Shot, Sun Shot, Giant, Hulk, Channan Jah, Starapple, y Wild Flower entre otros.
El álbum “Black, Gold and Green” fue el primero de los cuatro que produciría Lloyd Charmers, con el que Boothe canto los coros en “Rasta never fails” como The Charmers. El álbum contenía la versión de Boothe del tema de Bill Winters “Ain’t no sunshine”, un remake de “Thinking” y la bizarra “Second chance”, en la que la voz femenina que contesta a Boothe es ¡el mismo Charmers con voz de falsete! Su siguiente trabajo, “Let’s get it on”, contiene una de las primeras versiones de los Wailers, “African Lady”

El hit del siguiente álbum con Charmers, “Everything I own”, alcanzó el número uno en las listas inglesas en 1974 y “Crying over you” del mismo álbum alcanzó el 11. El último álbum de Boothe y Charmers, “Blood Brothers”, se editó en 1978 y contenía una de sus mejores canciones, “Silver words”. Como “Freedom Street”, los cuatro álbumes producidos por Charmers se editaron por Trojan en Inglaterra.
En los 80 y los 90, los singles de Ken Boothe se editaron en etiquetas como Anchor, High Times, Advance, Bun Gem, Blue Mountain, Mister Tipsy, Observer y People’s Records. Nunca ha dejado de grabar, pero ha sido recientemente cuando ha vuelto a los escenarios. Es como si toda la energía que ha acumulado a lo largo de los años necesitara salir. En varias ocasiones ha dado conciertos que derretirían el hielo, como aquellas viejas grabaciones del gran artista que sabemos que es Ken Boothe.

viernes, 15 de febrero de 2008

El 'ritmo orquídea' de Hugo Blanco

Leí hace un tiempo en varias reviews que ‘La banda pan-caribeña Ska Cubano establecía algo así como un nuevo hito en la fusión de músicas de esas latitudes.’ Con todo el respeto al grandioso sonido ska-son-cumbia de los del guiri Natty Bo, esto es una exageración, o una injusticia para con una de las leyendas vivas de la música venezolana, y uno de los más afamados intérpretes, compositores y productores de lo se llama con poca fortuna ‘Ska Ye-yé’ en medios hispanohablantes, o con la más acertada etiqueta anglosajona ‘Vintage Spanish Ska’. Hugo Blanco fue uno de los primeros en combinar, con éxito internacional como demostrarán estas líneas, los ritmos criollos con las músicas predominantes en los circuitos comerciales. De este modo Venezuela y Jamaica comparten, como veremos, algo más que un pasado indígena Arawak.

Nacido en Caracas un 25 de septiembre de 1940, se crió en un entorno muy musical, sobre todo de la mano de su tío José Manzo, compositor y arreglista. Creció escuchando ópera, merengue, los clásicos venezolanos, los fantásticos mambos de Pérez Prado o los temas para bailar de Luis Alfonso Larraín. Cuando sólo contaba con doce años, el inquieto Hugo ya había ahorrado, del dinero que sus familiares le daban, suficiente para comprar un viejo cuatro por la irrisoria cantidad de 15 bolívares. Un cuatro es un instrumento musical similar a la guitarra pero con cuatro cuerdas en lugar de seis, de origen renacentista y elaboración arcaica, normalmente en maderas de baja calidad, excepto el diapasón, por razones de durabilidad. Sí, yo también tengo diccionario. Esa misma noche, ya compuso su primera canción. Sorprendidos por su talento natural con las cuerdas, y su capacidad de imitación de todos los músicos que escucha en la radio (y por qué no decirlo también, por la popularidad que sus capacidades le habían ganado entre las féminas de su edad), su tío insiste en que se centre en los maestros de ese instrumento. Una vez dominado, se decidió a aprender a tocar el arpa, pues lo consideraba más versátil y de sonido más fino. Además un vecino suyo tenía uno y podía pedirlo prestado. Fue en estos años cuando comenzó a interesarse por los ritmos autóctonos del Caribe: En esos tiempos casi no había conjuntos de música criolla, pero Hugo formó junto a unos compañeros uno en el Liceo Aplicación, obteniendo bastante éxito en el medio estudiantil, y ninguno en ventas con su único larga duración ‘Arbolada’. Con ayuda de su tío y del también músico Francisco ‘Gonzalito’ González, fue ganándose un nombre como hábil intérprete de lo que los ingleses llaman strings. Es decir, todo el abanico de instrumentos de cuerda. Grabó varios LPs para diversos estudios de la capital, como Grancko o el Palacio de la Música. Era por aquel entonces, junto con ‘Chelique’ Sarabia, la mayor promesa de la música caraqueña.

No había llegado a la mayoría de edad cuando el éxito llamó a su puerta, con la que es sin duda la melodía venezolana más famosa de todos los tiempos: ‘Moliendo Café’. Él mismo nos comenta cómo se gestó el hit: “Me sucedió una vez que, luego de escuchar el sonido que emiten las claves, me provocó incorporarlo a un ritmo que yo había creado; el ‘ritmo orquídea’. Aunque era la fusión de muchas músicas caribeñas, los músicos que me acompañaban en los ensayos pensaban que yo estaba loco por meter un sonido de corte cubano en la música criolla. Al final lo hice porque me gustaba…’. Muchas veces le han preguntado el porqué de ese título: ‘…resulta que el ingeniero de sonido con el cual yo trabajaba tomó la frase café molido de una lista de la compra que tenía a la mano. Este título no me desagradó, el único cambio que hice fue darle un poco de movimiento, hasta llegar a ‘Moliendo Café’. Como Hugo era menor, no podía registrar el tema a su nombre, así que fue su tío José Manzo el que lo hizo, y hasta hoy se mantiene la polémica sobre si fue Hugo sólo o fueron los dos los que compusieron el tema. En cualquier caso, el tema vio la luz en el sello Palacio, con los nombres de ambos en los créditos. La melodía de esta gran instrumental atrajo la atención de la famosa vocalista chilena Mona Bell, quien le pidió la letra para cantarla, y al confesar éste que no la había, se dirigió a Hugo Blanco en estos términos: ‘No sé que vas a hacer, pero me le haces una letra, porque este tema es hermosísimo, nostálgico y muy bello. Espero por ti’. Así que hubo que improvisar de un plumazo la letra que hoy conocemos, y que han cantado más de 800 artistas, desde Julio Iglesias hasta Lucho Gatica, aunque uno personalmente se queda con dos, la de Malarians porque la cabra tira al monte, y sobre todo la fantástica adaptación de Nat ‘King’ Cole. Ahí va la letra:


Cuando la tarde languidece renacen las sombras
y en la quietud de los cafetales vuelven a sentir
esta triste canción de amor de la vieja molienda
que en el letargo de la noche parece decir.

Una pena de amor y una tristeza
lleva el zambo Manuel en su amargura,
pasa incansable la noche moliendo café.


La tarde paso tranquilo en mi cafetal,
recuerdos, sueños, yo te perdí, mi vida,
mis penas ahogo moliendo café.

Una pena de amor y una tristeza
lleva el zambo Manuel en su amargura,
pasa incansable la noche moliendo café.


El éxito de ‘Moliendo Café’ le llevó a recorrer con su banda toda Latinoamérica y después por Estados Unidos, siguiendo los pasos del afamado Alfredo Sadel, que había logrado un contrato para trabajar con la Metro Goldwin-Meyer. Una gira pan-americana que, a mediados de los 60, pasó por la isla de Jamaica. Allí quedó prendado el joven Hugo de los sonidos que triunfaban en la isla, y especialmente, como él mismo asegura, de Byron Lee y sus Dragonaires, Desmond Dekker y Jimmy Cliff. Y por supuesto conoció como trabajaban productores de la talla de Coxone Dodd, Duke Reid o Edward Seaga. A pesar de no tenerlas todas consigo, sobre todo por el cambio de tempo que suponía la música criolla, en general de 3 tiempos, en la música que triunfaba en el momento tanto en Venezuela como en el resto del Caribe, siempre de cuatro, decide montar la primera banda de música ska-reggae de Venezuela, y lo hace apostando por los cuatro hijos del pianista de una famosa banda llamada Billo’s Caracas Boys, de nombre Pat O’Brien.




Los cuatro hermanos O’Brien eran Kenny y Gary – guitarras y coros -, Brenda – batería y voz - , y Marlene – bajo y voz -. En un principio se llaman The Four Coins, pero al cabo de un tiempo Hugo pensó que dado que la banda iba a ser la primera en cantar en castellano, debería tener un nombre ad-hoc, y de ahí el cambio a Las Cuatro Monedas. Se unían de este modo a la corriente musical iniciada por Toño Quirazco, y seguida por muchos otros como Los Yorsy’s, Ronni Montalbán, Ely Combo o incluso Los 3 Sudamericanos. Si bien en su repertorio también había mucho soul, sin duda con los Jackson 5 y el sonido Motown como referente, Hugo Blanco siempre quiso llevar a Venezuela esa ‘energía positiva que el ska y el reggae proyectaba’. Debutan con el LP ‘Las 4 Monedas a Go Go’ (1968), seguido de dos secuelas (Vol.2 y Vol.3) al año siguiente. En 1973 se une el pequeño de la saga, Gregory, como voz principal, en el LP “Las Cuatro Monedas presentan a Gregory’. No es que se devanara los sesos con los títulos de los discos el bueno de Hugo…Tuvieron bastante éxito, y se dice que compartieron escenario hasta con la mismísima Lola Flores. Gran bolo ese, ska goes arriquitaun...En todos esos trabajos revisan clásicos como ‘La Balsa’, que es para muchos el tema con el que da comienzo el rock argentino, o el superclásico de Otis Redding ‘Respect’. Pero sus mayores éxitos son los que toman ritmos sincopados, como ‘Ritmo del Alma’, versión del ‘Soultime’ de Byron Lee, la de ritmo pegadizo ‘Caminando Por La Calle’, pero por encima de todo dos versiones como ‘Buena Suerte’ (el ‘Shanty Town’ de Desmond Dekker), ‘Lo Consigues Si Lo Quieres Tú’ (‘You can Get It If You Really Want’ de Jimmy Cliff), o el calipso popular ‘Shame & Scandal In The Family’. Se presentaron a varios concursos, con gran éxito. ‘Yo Creo en Dios’ venció en el Festival de la Canción de Barcelona en 1969, En 1975 ganan el X Festival de Canción Venezolana con ‘Me duele decirlo’ y en el 1976 quedan segundos en la OTI (¿ganaría Francisco?) con ‘Soy’. Esta moda que se dio en llamar ‘Nueva Ola’ fue más bien una única ola, pero en el recuerdo quedan todos estos buenos temas, y aún hoy los podéis escuchar en numerosos saraos jamaicanos, souleros o musicalmente desorganizados, que son los más divertidos. Un género muy agradecido éste del Vintage Spanish Ska, pero del que no conviene abusar en mi opinión, pues resulta a veces empalagoso.


Volviendo a Hugo Blanco, y tras el enfriamiento de esa especie de fiebre de lo jamaicano, siguió componiendo y produciendo jóvenes valores de la escena musical venezolana, en especial junto al cantante Simón Díaz, y a su hermano humorista, José Díaz. Contrajo matrimonio con Ana Isabel Aranguren, con la que tuvo tres hijos varones, Hugo David, Hugo César y Hugo Raúl (así era más fácil llamar a todos a comer…). Seguramente esta paternidad le ayudó a arriesgar en el mercado de la música infantil, primero con un grupo llamado ‘La Rondallita’, y después con ‘Los Hijos de Ñá Carmen’. El ‘ritmo orquídea’ siempre presente, por supuesto. Una grave enfermedad renal, que a punto estuvo de terminar con su vida, lo apartó de su prolífica actividad, y hoy día vive un plácido retiro, plagado de reconocimientos, premios, buenos recuerdos y sobre todo, con un legado musical del que estar orgulloso. Grande Hugo!